Del hilo al barro: mis primeras piezas de cerámica

Durante mucho tiempo, el tejido fue mi refugio. Podía pasar horas entre lanas, colores y puntos. Pero hubo un momento en que sentí que necesitaba salir un poco de ese mundo —no para abandonarlo, sino para respirar distinto. Así fue como me anoté en un taller de cerámica, sin imaginar que ese juego con el barro me iba a enamorar.

 

La cerámica llegó como una pausa… y terminó siendo otra forma de expresar lo que llevo dentro. De ese primer tiempo nacieron dos piezas muy especiales para mí:

un cuenco con motivos arabescos, ideal para usar como ensaladera o para frutas,

y un platito con asas, que puede ser un delicado centro de mesa.

Fueron mis primeras creaciones, imperfectas y auténticas, llenas de intuición y alegría.

 

Con el barro descubrí otra textura, otro ritmo, otro lenguaje. La pintura sobre cerámica también me abrió un universo nuevo. Hoy, cuando trabajo con arcilla, siento que toco la tierra misma, y eso me conecta con algo muy profundo.

 

Estas piezas no son solo objetos: son huellas del inicio de un nuevo camino artístico. Y me encanta compartirlo con vos.